Vivir el verano es un tema, sufrirlo, es otro. Pero cuando el calor, se convierte en una ola que puede causar daños mayores, es cuando más atención debemos prestar. Especialmente, si tenemos un bebé en la familia.
Hay puntos específicos que nos alertan de problemas y vamos a desmenuzar uno a uno.
Si tu bebé tiene granitos
Estos granitos son completamente inofensivos e indoloros y en sí mismos, no son un indicativo de problema serio. Principalmente, pueden aparecer debido a una obstrucción de las glándulas sudoríparas por sudoración excesiva. El sudor parece pasar a la epidermis en lugar de ser evacuado. El tratamiento es simple: Consiste en dar varios baños al día, secando bien con toalla o paño de algodón, dejando la piel al aire, sin corrientes de aire excesivas.
Si vives o viajas a países tropicales, cálidos y húmedos, pueden enfrentarse a una variante de esta miliaria: Pequeños granos que se convierten en color rojo brillante y pican mucho. El riesgo radicaría en la posible sobreinfección si el bebé se rasca y lastima. En este caso, es buena idea consultar a un pediatra.
Si el pañal provoca rojez
Si la zona del pañal se ve rojiza, es conveniente cambiar el pañal a menudo. Si tienes la posibilidad de dejarlo sobre un paño que absorba en lugar del pañal, sería ideal. Otra opción serían toallas o un cubrecolchón, así, evitarás que se manche su cuna.
Si con estas precauciones el cuadro no mejora, consulta con el pediatra.
Recuerda que el calor se puede convertir en un problema dentro de la misma carriola de tu bebé, así que no cubras la carriola de tu bebé, no le dejes solo dentro del auto, en habitaciones cerradas sin ventilación o durmiendo en su autoasiento.
Deshidratación y diarrea
Dos cuadros fatales si no son atendidos de manera adecuada durante una ola de calor.
Los bebés no tienen las mismas facilidades que el adulto para autorregular su temperatura. En verano, su temperatura puede aumentar rápidamente y con el sudor, perder agua esencial en su cuerpo. Esto derivará en una deshidratación. Lo mejor es mantener a tu bebé en lugares frescos, fuera de toda corriente de aire. Toda ventana debería tener cortinas que cubran la entrada de corrientes de aire fuertes, sin prohibir el paso de brisa fresca.
Caso contrario, si tu bebé presenta diarrea, es tema de consulta con su pediatra. Antes de la consulta y después, ofrécele pecho (si aún lo toma) porque tu leche tiene la suficiente cantidad de agua que él necesita para rehidratarse. Si ya consume alimentos y el solo hecho de verle consumir agua simple te tranquiliza, puedes ofrecerle en su vasito entrenador un poco de agua. Si el bebé se alimenta con biberón, tampoco necesitaría agua simple, dado que la leche de fórmula se prepara con agua simple y limpia.
Pero tanto como con la deshidratación como con la diarrea, tu bebé también pierde sales minerales, importantes para su cuerpo. Tu pediatra te indicará si le debes dar sales orales de rehidratación oral, especialmente, si hay pérdida de peso. Si la pérdida de peso supera el 10%, es probable que tu bebé sea ingresado para ser estabilizado.
Si éste caso extremo no es el caso de tu bebé, la solución para darle las sales para rehidratarlo es utilizar una cuchara o gotero (de 5 a 10 ml) y darle pequeños sorbos cada 2-3 minutos para evitar que las vomita, por no ser agradables al paladar.
Si tu bebé ya está más grande (más de un año) una excelente opción es darle un caldo de verduras un poco más salado de lo habitual.
La ola de calor es un tema recurrente cada año en muchos países. Pero, prestando atención a estas indicaciones, podrás identificarla a tiempo, antes de que se convierta en un problema serio.
Last modified: 30 diciembre, 2022