¿Debemos celebrar la Navidad o no?

¿Debería tener un árbol solo porque todas las otras familias lo tienen?

Las Fiestas se pueden convertir en un verdadero dolor de cabeza si ambos profesan distintas religiones. O si algunos de ellos no profesa religión alguna.

Mas tarde o más temprano, tus hijos preguntarán sobre religión. El tema será más sencillo de abordar si tu familia asiste a algún tipo de servicio religioso.

Si los padres son de diferentes religiones

Con un breve «Yo fui educada por tus abuelos en esta religión y tu papá fue criado con otras creencias» es un buen pie para hablar de las creencias propias de tu familia y como pueden celebrarlo otras y que todo es valedero, debe ser respetado y no ser motivo de burla.

Tener padres con dos religiones distintas no tiene por qué ser motivo de conflicto: estas religiones serán parte de la cultura de los niños y su beneficio será doble, tal como los niños que tiene padres de diferentes nacionalidades y/o diferentes idiomas.

Evitar el tema o negarte a hablar de el ante la pregunta directa de tus hijos es solo provocar dudas sin fundamento y molestias innecesarias.

Una buena idea es celebrar Hanukkah (festividad de 8 días, previa a Navidad) con la familia judía y Navidad con la otra parte de la familia.

Muchos amigos judíos me cuentan que -en los últimos años- comenzaron a entregar a sus hijos regalos en Hanukkah, para que no se sintieran menos que sus amigos, que recibían regalos en la Navidad cristiana.

Otros me confesaron sin pena que ellos celebran Hanukkah como festividad religiosas y también celebran la Navidad, pero como evento social y de reunión familiar.

Cerrando acuerdos

Nunca es demasiado temprano para hablar del tema con tu pareja sobre las distintas religiones que a fuerza comparte la familia y como lo manejarán con sus hijos, incluso, desde el momento de tu embarazo y volver a tocar el tema cuando se aproxime el mes de diciembre.

Sea cual sea el enfoque que le den al tema, ambos padres deben estar de acuerdo en lo que le dirán a sus hijos para evitar desacuerdos y confusiones.

Hablen especialmente sobre lo que harán o dirán si tus hijos -finalmente- piden tener un árbol de Navidad en casa. Puedes transigir y permitir uno, recuerda que solo es algo simbólico y no indicativo de inclinarse por una religión u otra.

Asegúrate que el resto de la familia (abuelos, tíos, primos) acepten su forma de pensar y actuar y no hagan nunca comentarios negativos frente a sus hijos.

Navidad en todos lados

Escaparse del ambiente navideño es imposible. Publicidad de juguetes, tarjetas de crédito ofreciendo mensualidades sin intereses, centros comerciales llenos de decoración… es buen momento para explicar también que hay mucha gente que se centra solo en los regalos o fiestas, y se olvida lo principal de esa época: la unión familiar para recordar un momento especial como lo fue el nacimiento del Salvador. O, simplemente, un momento grato de convivencia familiar, agradecer todo lo que tuvieron durante el año y lo que esperan para el siguiente año.

Si eres atea, dile que ver tanto consumismo es lo que te mantiene lejos de la religión y que lo única que te interesa es pasar ese tiempo con tu familia, como en cualquier otro momento del año.

Que tu prefieres creer en el amor y en la paz, que son sentimientos universales y que van más allá de cualquier religión o creencia.

Otra vez, es bueno explicar que hay gente que celebra estas fechas y que eso no es motivo para desmerecerlos o burlarse de ellos, así como no tiene que permitir que se burlen de él.

Y que entre las distintas religiones, también hay muchos adultos que creen que su religión es la única verdad, pero que cada creencia es válida y digna de ser respetada.

Imagen | Shutterstock