El martes 10 de septiembre tuve control con el obstetra a la mañana. Me encontró bárbara, me dijo que el 24 de ese mes estaría recibiendo a Ornella. Hacía muchísimo calor y había un terrible incendio forestal en mi provincia, por eso llovían cenizas en mi ciudad.

Después de almorzar me fui a la cama con Ber y Pía, estaba cansadísima. Al rato me levanto mal, con dolor y vi que había perdido sangre. Lo llamé al médico urgentemente y me ordenó ir al sanatorio en ese momento: tenía desprendimiento de placenta, lo que es muy peligroso para la vida del bebé y la mía.

Pía me ayudó a terminar de armar el bolso, Ber lloraba nerviosa…. salí volando. Estaba muy nerviosa, sabía que algo no andaba bien. Me esperaban en el quirófano mi obstetra y su equipo, y así, sin estudios pre quirúrgicos ni nada, me hicieron una cesárea de emergencia.

Mi bebé nació con casi cuatro kilos de peso, pero aún asi se la consideró prematura. Apenas la sacaron de mi vientre me la trajeron. La pude besar, le hablé, me largué a llorar. Ella se calmó cuando oyó mi voz y dejó de llorar… después de los controles me la trajeron de nuevo… ¡cuánta emoción! ¡qué alegría que estaba tan bien! El peligro ya había pasado: ahora estábamos juntas.

Hoy, casi dos meses después, seguimos pegadas día y noche, sigo con esa sensación de que casi la pierdo…no me va a alcanzar la vida para agradecerle a Dios el tener en mis brazos a Ornella.