¿Necesitas una prueba del vínculo inquebrantable entre una madre y su hijo? El sitio Fit Pregnancy nos presentó la historia de Shelly Cawley, una mamá de Carolina del Norte (Estados Unidos) que en septiembre del año pasado, durante una cesárea de emergencia, cayó en coma.

Tanto los médicos como su marido, temían que Shelly no volviera a despertar. Ella misma ahora puede contarlo:

«Me recuerdo claramente acostada en la camilla que me llevaría a la sala de operaciones, y yo estaba llorando mientras le decía a los médicos que tenía miedo de no despertar de mi cirugía».

Y su miedo se hizo realidad durante el procedimiento, cuando un coágulo de sangre en su pierna se desató y la dejó en estado comatoso. Los médicos intentaron todo para revertirlo, sin ningún resultado.

«Ella tenía una gran cantidad de líquido en los pulmones y eso le provocaba problemas para conseguir el oxígeno a su cerebro. Y su presión arterial estaba muy alta» cuanta su marido, Jeremy Cawley.

Afortunadamente, su bebé Rylan estaba sano y ser convirtió en el salvador de su mamá. Así lo cuenta la enfermera de turno, Ashley Manus:

Somos defensores del contacto piel a piel. Creemos que tiene grandes beneficios para la mamá y para el bebé. Yo solo quería permitir que la mamá pudiera sentir y oír a su bebé, con la esperanza de que su instinto maternal la despierte, dándole una razón para luchar y vivir.

Cuando el bebé fue colocado en el pecho de su madre, se quedó profundamente dormido. El papá de Rylan dice que fue difícil despertarlo. «Nosotros le hizo cosquillas, incluso se le pellizcó. Le tomó 10 minutos despertar y lo hizo dejando escapar un gemido».

Inmediatamente, los signos vitales de la mamá se dispararon. Una semana más tarde, ella salió de su estado de coma por completo, y ahora cree que oír el llanto de su pequeño fue lo que la estimuló en su recuperación.

La semana pasada, la agradecida madre compartió en Facebook su increíble historia:

A medida que la noche llega a su fin, me hace reflexionar sobre mi día y lo diferente que era hace un año atrás. ¡Qué diferencia hace un año! El año pasado yo estaba luchando por mi vida, y este año tengo una niña de 1 año de edad que y estoy de vuelta en la escuela de enfermería haciendo lo que amo. No puedo esperar para descubrir lo que Dios ha planeado para mi vida, y simplemente disfrutar del paseo en el camino!».