Generalmente, cubrimos la carriola de nuestro bebé porque el sol le da de frente y pensamos que así le ahorramos luz y temperatura. Pero el resultado puede estar muy alejado de lo esperado. Estamos aumentando la temperatura interior de la carriola, exponiendo a tu bebé a un golpe de calor y deshidratación. Plus: Estamos evitando que circule el aire.

Es muy importante no tapar la carriola de tu bebé con una franela, pañuelo… Con NADA: Niños menores de 4 años tienen menor reserva de agua, lo que hace que su temperatura corporal sube más rápido que en los adultos. Esto los hace son más propensos que los adultos a sufrir un golpe de calor o la deshidratación.

Las soluciones son evitar las horas de sol o de calor. De ser necesario permanecer fuera con la criatura, se debe usar una sombrilla y circular por zonas con sombra.

Efecto invernadero

El pediatra del hospital infantil de Estocolmo (Suecia) Svante Norgren, realizó un experimento con dos carriolas, una cubierta con un paño y la otra no. Después de media hora al sol, la temperatura dentro de la carriola tapada ha subido de 22°C a 34°C, en comparación con los 22°C constantes de la carriola descubierta. Después de una hora, la temperatura continuó subiendo hasta alcanzar los 37°C.

En Mamás y Bebés —> Calor: ¿Cómo proteger al bebé?

Protégeles del calor

A la acción de no exponer a los bebés a las horas más calurosas del día, ten en cuenta que también puedes:

– Mantenerlo hidratado. El pecho por si mismo le proporciona la hidratación correcta. Si toma biberón, el agua que debe consumir ya está incluida en la preparación de la fórmula láctea.
– No le abrigues en exceso.
– Si notas perlas de sudor, refréscalo con un paño humedecido en agua fresca, nunca con agua fría.

La temida «muerte súbita»

Al día de hoy, se sabe que la muerte súbita se incrementa exponencialmente con el aumento de la temperatura. Por esta razón es que podemos pensar que una carriola caliente y tapada con una manta puede aumentar las chances de sufrir esa calamidad.

Svante Norgren menciona que «Si la temperatura de un bebé aumenta en exceso, este puede interpretar que ha vuelto al útero, por lo que se puede detener la respiración». Es la explicación más convincente y lo que debe ayudarnos a dejar de lado esta mala costumbre.

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