Durante el embarazo, la mayoría de nosotras, cuidamos de nuestra alimentación. Llegado (y pasado!) el momento del alumbramiento, se puede creer que ya tenemos luz verde para comer esas comidas que nos privamos durante 9 meses.

Pero… te tenemos noticias: si vas a darle el pecho a tu bebe, ahora es cuando debes seguir cuidándote, dado que lo que consumes se refleja en tu leche.

Un gran SI

Incluye en tu dieta de mamá lactante:

– Verduras en general, incluyendo pimientos y frijoles.
– Frutas: por unidad y en jugos.
– Cereales integrales como el arroz y trigo integral o el pan de centeno.

Las grasas también son importantes y las encuentras en forma de aceites vegetales, mantequilla o mayonesa.

Es común pensar que para producir leche debamos consumir calcio Pero no es necesario consumir leche para producir leche. Al día se recomiendan hasta 5 porciones de leche, las cuales puedes convertir en un yogur, un buen pedazo de queso. Y -aunque parezca increíble- optar por una gelatina, que también contiene calcio.

Un gran NO

Cuando tu bebé no esté recibiendo la cantidad o calidad alimenticia que requiere, tienes una manera de saberlo: le cambiarás menos pañales. Si tu bebe muestra señales de diarrea, flatulencias o estreñimiento, revisa cuidadosamente lo que consumiste a lo largo del día. Los alimentos problemáticos suele ser:

– Cítricos.
– Soja, huevos. Trigo y nueces.
– Comidas picantes, más el ajo y la canela.
– Algunas verduras como la col, el brócoli, el maíz y los pepinos.
– Cafeína que se encuentra en el chocolate, café, refrescos y algún que otro tipo de té.

Al menos durante los primeros 6 meses de vida, se recomienda no consumir -ni siquiera ocasionalmente- al alcohol, cerveza o vino. Pasado ese tiempo, puedes tomar una copa ocasional, siempre luego de haber dado el pecho.

Dieta

Si el peso era un problema antes del embarazo, es un buen momento para hablar con una nutricionista para que te haga un plan de alimentación que contemple la lactancia.

Dar el pecho hace perder con más facilidad los kilos ganados en el embrazo y complementado con un plan de alimentación balanceado hará que te sientas mejor contigo misma, para lo cual, no hace falta tener un cuerpo de modelo.