Hay personas que simplemente me irritan… y esta sujeta… Olena Molchanova, 29 años, ucraniana residente en Chile de hace 6 años, pretendía viajar con su hijo de 10 años, su pareja, el hijo de él y el bebé de ambos de vacaciones a Punta Cana, pero tras no tener regularizado el papeleo del niño mayor, tuvo la «ocurrencia del año» de dejar al chico con una mochila en una tienda de souvenirs en espera del padre biológico de éste y abordar el avión con el resto de la familia «para no perder los tickets, que habían sido muy costosos». No quiero ni imaginar la angustia del pobre pequeño que fue auxiliado primero, por la vendedora de la tienda, quien lo encontró llorando a mares solito y luego por la Policía de Investigaciones, quienes trataron de contactar al padre y que se encontró con tamaña sorpresa, dando gracias a la vida por haberse encontrado de paso en Santiago, siendo que tienen residencia en Antofagasta (ciudad a 1370 kms de distancia de ésta).

Gracias al rápido actuar de las autoridades, la mujer fue bajada rápidamente del avión y formalizada por «abandono de menores», pero quedando en libertad más tarde, ya que la jueza (sí, mujer) consideró que el hecho no constituye un delito e incluso, no descartó sobreseer el caso. El Servicio Nacional de Menores (Sename) consideran que el abandono realizado por la ciudadana europea es repudiable y analizan hacerse parte en futuras acciones legales. El psicólogo forense de la Policía de Investigaciones, Gonzalo Torrealba, explicó que una situación como esta se podría dar porque «empiezan a haber distorsiones anímicas donde se empieza a alterar la imagen del menor como una persona vulnerable, entonces muchas madres, y padres también, tienden a ver a los menores como cosas u objetos».

Tras ver esta terrible noticia, realmente no sé si preocuparme del niño y cómo lo «cosifican» al extremo de dejarlo solo, sin ningún tipo de protección o contención, en un lugar completamente extraño, o la decisión de la jueza en cuestión, ya que no considera «delito» el abandono de un niño pequeño por tener a una madre que lo cambió por 4 millones de pesos (el precio del viaje que «no debía perder»).

Me impresiona la frialdad como se tratan estos temas, como si echar hijos al mundo fuese como comprarse el auto de moda, que cuando deja de servir, se desecha. Espero de todo corazón que el pequeño esté bien y que la justicia de una vez por todas haga su tarea, que la sociedad esté más comprometida por los más pequeños, pero no menos importantes. Gracias a cada una de las vivencias que ellos tienen, estamos también forjando el futuro de nuestra sociedad… Y es una responsabilidad muy grande, pero parece que «individuas» como ésta, no lo tienen muy claro.

(fuente: Cooperativa.cl)