Los niños menores de 3 años y -en especial- los bebés son más sensibles a los cambios bruscos de temperatura y el frío, no es la excepción.
La solución no es prohibir las salidas y paseos en clima frío: Ayudan a fortalecer las defensas y una casa totalmente cerrada y con calefacción es un caldo de cultivo para muchas bacterias. Entonces, ¿cómo encontrar un sano equilibrio?
Frío: ¿Cómo proteger al bebé?
¿Qué tanto frío es «frío»?
Si tu lugar de residencia tiene clima frío todo el año (zonas australes o polares) no es conveniente aventurarse al frío con los pequeños si hay menos de 5 grados. Por el contrario, si las épocas frías en tu ciudad sólo abarca el otoño e invierno, es mejor no salir si el termómetro marca 10 grados o menos.
Vestir en capas
Vestir en capas es una excelente opción para las temperaturas más bajas. Sólo se debe tener la precaución de que la ropa no sea demasiada ajustada, para no incomodar o lastimar al bebé.
Asimismo, es importante que tengan abrigo en pies, manos y cabeza: son los principales puntos por donde el cuerpo pierde calor.
Transporte
Porteo: En tu pecho y con el abrigo adecuado, los bebés más pequeños se acurrucarán felices.
Carriola: Con su manta térmica y con un protector plástico como los que se usan para clima lluvioso. Si usas esta opción, recuerda que debe tener una abertura para ventilación y evitar sofocos o ahogos.
Bebida o comida caliente
Antes de salir y de regreso a casa, es buena idea recibir alimento caliente. Así, es más fácil tolerar o desprenderse de la sensación fría y húmeda.
Hidratación y humectación
La deshidratación no es una situación exclusiva del verano. En invierno es más difícil de detectar o de estar pendiente de cuanto líquido ingiere tu bebé.
Con respecto a la humectación, si las temperaturas bajas resecan la piel de tu bebé, una crema recomendada por su pediatra ayudará mucho. Aplicada especialmente en los pómulos y mentón, no te extrañe si sus codos aparecen resecos!
Imagen | Beautiful baby in a white suit sitting in a snow field stock photo
