Amamos a nuestros hijos sin condición. Desde que los hacemos entrar por primera vez en la casa, nuestra casa cambia, nuestras vidas cambian.
No podemos dejar de contemplarlos y asombrarnos ante cada cosa que hace. La maternidad/paternidad nos cambia y sacude nuestro mundo desde sus cimientos más profundos.
Todo este terremoto emocional fue reflejado por la agencia Santo para su cliente Coca Cola de Argentina.
La publicidad refleja fielmente la montaña rusa en que se convierte nuestra vida al mismo momento en que recibimos a nuestro primer hijo.
Para muestra, basta un botón: La diferencia de una casa sin bebé a una casa con bebé, es abismal:
Tener un bebé te puede empujar al límite del raciocinio y la cordura. Porque, seamos sinceros, por más deseado, anhelado y buscado que haya sido un pequeño, es una prueba de fortaleza entenderlo, cumplir y cubrir con sus necesidades. Y ni decir si tienes que hacer todo eso si trabajas fuera del hogar: regresar a casa luego de estar todo el día fuera y ocuparte del bebé y de la casa es desgastante para cualquiera.
Pero el instinto nos da el mejor regalo: amar a esa criaturita de menos de un metro de altura, que intenta comerse la comida del perro y se esconde en los lugares más recónditos de la casa.
Y cuando por fin empiezas a adaptarte a la vida con ese pequeñito…
Aquí, el vídeo original y tan bien elaborado para Coca Cola de Argentina:
