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El apego, es claramente indispensable en nuestros primeros meses de vida. Con el apego, el bebé gana confianza, duerme mejor, está más tranquilo en sus períodos de alerta y ya de grande, será un niño independiente, pero amoroso.

Los tres patrones

En base a la experiencia que hayamos tenido en los primeros meses de vida con nuestro cuidador, así como las condiciones familiares y sociales en las que hemos crecido, habremos adoptado un estilo de relación y forma de vincularnos con los demás. Los resultados de tanta investigación definen tres patrones de apego: el estilo seguro, el ansioso ambivalente y el evasivo.

* Los niños con estilo de «apego seguro» tienen la capacidad de apoyarse en sus cuidadores cuando algo los preocupa. Saben que sus cuidadores están disponibles y que tienen la sensibilidad suficiente para responder a su angustia. Esa base sólida en la relación les ha enseñado a ser más seguros de sí mismos, más cálidos, estables y coherentes con sus deseos y emociones.

* Los chicos de «apego evasivo» se muestran desinteresados y sin ánimo de compartir con sus cuidadores. Se mantienen aislados porque creen que el otro no tiene la capacidad de entenderlos ni de ayudarlos. Tienen miedo de relacionarse o intimar porque no logran confiar ni sentir seguridad.

* Los «ansiosos ambivalentes» suelen vivir con mucha angustia la separación. Se resisten a que el otro se vaya con expresiones de protesta, enojo y caprichos. Suelen desarrollar habilidades emocionales inconsistentes, lo que los convierte en inseguros y demandantes.

La Nacion

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